«Donde florece la esperanza: Nace el Centro de Perdón y Reconciliación en Buenaventura»

«Donde florece la esperanza: Nace el Centro de Perdón y Reconciliación en Buenaventura»

Sábado, 1 de marzo de 2025

El sábado 1 de marzo, Buenaventura fue testigo de un hecho profundamente transformador: la inauguración del Centro de Perdón y Reconciliación, un espacio que nace como símbolo de esperanza, sanación y dignidad para una ciudad que ha resistido con valentía los embates de la violencia y el olvido. Este centro no es solo una infraestructura física, es el reflejo del alma de un pueblo que ha decidido no dejarse vencer por el miedo y que, con pasos firmes, le apuesta a la paz como camino de vida.

Este acto solemne y profundamente emotivo contó con la presencia de actores fundamentales en la construcción de esta visión compartida: la Mesa Socio Jurídica de Buenaventura, el Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ), la Pontificia Universidad Javeriana, la Fundación para el Perdón y la Reconciliación de Bogotá, la Diócesis de Buenaventura, la Pastoral Social, la Caja de Compensación Familiar Comfenalco Valle «La Gente», y muchas otras voces comprometidas con la transformación del territorio.

Cada organización, desde su experiencia y compromiso, ha contribuido a hacer posible este espacio que busca reconstruir el tejido social, acoger a las víctimas, generar escucha y promover procesos restaurativos que dignifiquen la vida humana. En este centro se tenderán puentes entre quienes han sufrido, entre quienes buscan sanar, y entre quienes creen que el perdón y la reconciliación son posibles aún en medio de las heridas más profundas.

Tener este Centro en Buenaventura es un acto de justicia histórica. Es reconocer que esta ciudad merece ser escuchada, acompañada y protegida. Es sembrar semillas de paz donde antes solo hubo miedo. Es poner en el centro a la comunidad como protagonista del cambio, como constructora de una nueva historia basada en el respeto, la memoria y la verdad.

Este centro será un hogar de esperanza. Un lugar para dialogar, sanar, recordar y transformar. Un faro para otras ciudades del país que también sueñan con dejar atrás el dolor. Hoy Buenaventura se convierte en ejemplo nacional de lo que ocurre cuando el amor por la vida vence al odio, y cuando muchas manos se unen para sanar lo que parecía imposible.