

Monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya lleva el mensaje de Dios a las comunidades del Naya y Río Yurumanguí.
Monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, obispo de Buenaventura, se encuentra en una misión pastoral de ocho días en las regiones del río Naya y el río Yurumanguí, ubicadas en el suroeste de Colombia, en el departamento del Valle del Cauca. Estas dos regiones, que forman parte de la Diócesis de Buenaventura, son conocidas por su impresionante biodiversidad y sus comunidades que, a pesar de los grandes retos sociales y económicos, mantienen vivas sus tradiciones y su profundo sentido de fe.
Durante su visita, Monseñor Jaramillo recorrerá varios de los territorios más apartados de esta zona del Pacífico colombiano, llevando el mensaje de la palabra de Dios a los pueblos más necesitados. A lo largo de su recorrido, se celebrarán misas, se impondrá la ceniza y se realizarán confirmaciones, momentos importantes de encuentro con Dios que buscan fortalecer la vida espiritual de los fieles.
La región del río Naya y el río Yurumanguí han sido históricamente marcadas por la violencia y el desplazamiento forzado, lo que ha generado grandes dificultades para sus habitantes. Sin embargo, la fe de las comunidades sigue intacta, y la misión de Monseñor Jaramillo, acompañado por colaboradores de la Diócesis, se centra en llevarles consuelo, esperanza y paz a cada rincón de estas tierras.
La presencia de la Iglesia en estas zonas remotas es un recordatorio del compromiso con los más vulnerables, siguiendo el llamado del Evangelio: “Porque tuve hambre, y me diste de comer; tuve sed, y me diste de beber; fui forastero, y me recogiste; estuve desnudo, y me vestiste; estuve enfermo, y me visitaste; estuve en la cárcel, y viniste a verme.” (Mt 25, 35-36).
En cada misa, cada palabra y cada gesto de cercanía, Monseñor Jaramillo reafirmará el compromiso de la Iglesia de ser mensajeros de paz y reconciliación, cumpliendo con la misión de Cristo de llevar su mensaje a todos los rincones, incluso a los más alejados y golpeados por la adversidad. Como nos recuerda el Evangelio según San Mateo: “Vayan y hagan discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado.” (Mt 28, 19-20).
La Diócesis de Buenaventura, bajo la dirección de Monseñor Jaramillo, continúa trabajando por la justicia social y la construcción de paz, recordando a todos que la fe es un instrumento de restauración y unidad, capaz de sanar las heridas más profundas y fortalecer el espíritu de comunidad.